8M

8M

Una oportunidad para reflexionar sobre las desigualdades

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Esta fecha resulta de suma importancia para la función escolar de formación ciudadana, pues permite visibilizar una de las tantas situaciones históricas de desigualdad.

Durante todo marzo se extienden las acciones y actividades reivindicatorias de esta fecha, lo que posibilita habilitar tiempos para el análisis con nuestros estudiantes, sobre los factores políticos, culturales, económicos y sociales que la explican, así como los modos en que estos se reflejan en nuestras vidas cotidianas.

El 8 de marzo representa una oportunidad para docentes y estudiantes de reflexionar y construir aprendizajes sobre las múltiples formas en que se materializan las desigualdades de género.

En Uruguay, como en distintas partes del mundo, el 8M es un día de paro, lucha y movilización para las mujeres.

Tres apuntes para leer y abordar el 8M en la escuela

En primer lugar, creemos necesario pensar el 8M desde una perspectiva sociohistórica. No puede ser vista como una foto o un instante fijo, inmóvil, sino reconociendo y poniendo en valor las conquistas alcanzadas, que son muchas y muy importantes. Creemos que en nuestras aulas puede ser interesante abrir la pregunta sobre:

  • ¿Qué hechos y derechos interpela el 8M? Si nos preguntamos qué podían hacer las mujeres a comienzos de siglo pasado y qué pueden hacer hoy, encontraremos grandes diferencias. Podremos ver que antes las mujeres no podían ir a la universidad, heredar ni participar de la vida política al estar impedidas de votar. Es decir, no eran reconocidas como ciudadanas plenas y tenían un estatus legal similar al de niños y niñas.
  • ¿Cómo sucedieron esos cambios? Los logros fueron fruto de luchas y acciones colectivas, del esfuerzo y construcción de miles de mujeres en todo el mundo. Algunas reconocidas (como Juana de Arco, Marie Curie, Frida Kahlo, Rosa Parks, Juana Azurduy, Juana Manso, Cecilia Grierson, Alicia Moreau de Justo, Eva Perón, Estela de Carlotto, entre otras) y muchas otras anónimas.

Reivindicar las luchas que hicieron posibles las conquistas —y que actualmente suelen pasar desapercibidas— como el derecho a iguales condiciones laborales, salariales y políticas, es una de las claves para comprender y conmemorar este día. También, es necesario poner en perspectiva lo que falta, visibilizar y conocer las desigualdades de género que persisten aún. Proponemos para ello un doble ejercicio de reflexión, pensar y analizar los desafíos y logros que tuvieron lugar en cada momento histórico, así como el carácter colectivo de las luchas, reivindicaciones y conquistas por mujeres de todo el país, Latinoamérica y el mundo.

La segunda cuestión implica interrogarse:

  • ¿qué sentidos están en disputa en la conmemoración del 8M? El Día internacional de la Mujer Trabajadora no es el día de la mujer en lo individual, tampoco es un día romántico como el de los enamorados. Por el contrario, se conmemora el día de las mujeres, en plural y colectivo, pues involucra e incluye a todas las mujeres, como trabajadoras. En este marco, es importante aclarar que el 8M no refiere solo a quienes están incluidas en el sistema laboral formal o informal, sino que incluye y permite hacer visible el trabajo de cuidado que mueve al mundo y que mayoritariamente sostienen las mujeres. Nos referimos así a un trabajo no reconocido, ni remunerado, relacionado con las tareas domésticas y el cuidado de niñas/os, adultas/os y enfermas/os. Esta conmemoración moviliza una dimensión inclusiva para denunciar y cuestionar mandatos sociales naturalizados, que perpetúan desigualdades sobre las cuáles la escuela puede y debe reflexionar. Por eso, en la concepción del 8M como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, lo que se pone en el centro de la discusión es la pregunta por las desigualdades.

Por último, como tercera cuestión, cabe preguntarse:

  • ¿Cuáles son las desigualdades que persisten y existen este 8M?, ¿cómo se pueden modificar estas desigualdades con políticas públicas y desde diferentes instituciones? Y en una escala más cercana, ¿qué podemos hacer nosotros en nuestras escuelas, familias y trabajos? Se presenta aquí un terreno fértil y amplio que invita a la reflexión sin respuestas prefijadas, sin lugares donde arribar, sin horizontes preestablecidos. La pregunta por la desigualdad señala claramente lo que no queremos sostener como sociedad y a la vez, la necesidad de construir algo nuevo, distinto de lo existente, que no pretende invertir los roles de poder, sino refundarlos. Es en esta construcción de lo nuevo donde se fortalece la búsqueda por condiciones de esperanza para nuestro trabajo en las aulas, porque no se puede ser docente sin esperanza y en este punto, la esperanza es también una apuesta.

Apuesta que tiene que ver con la construcción de lo nuevo, pero sobre todo con que sean las niñas, niños y jóvenes quienes protagonicen esa construcción. Tenemos como desafío la posibilidad de imaginar e inventar una sociedad nueva donde las relaciones entre las personas sean menos desiguales.

(Fuente: UEPC-ICIEC)

 

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