Enseñanza de la historia: relatos y vida cotidiana

Enseñanza de la historia: relatos y vida cotidiana

Les presentamos un fragmento del primer capítulo del libro Enseñanza de la historia: relatos y vida cotidiana, editado en 2014.

Lo puedes adquirir en formato digital (ebook).

Los Aztecas

El surgimiento de los aztecas

Muchos siglos después de que los mayas, llegaron al territorio actual de México los aztecas. Aproximadamente en 1325 (s. xiv) vinieron desde el suroeste de Norteamérica y se instalaron en el valle central. Allí vivían pueblos como los olmecas y los toltecas. Cien años después de su llegada, los aztecas dominaban a la mayoría de los pueblos que habitaban en la región. Mediante la guerra o pactos los sometían y los obligaban a pagar tributos. Así formaron una gran confederación, que incluía a las distintas ciudades aztecas y a los demás pueblos dominados o aliados.

Su principal ciudad fue Tenochtitlán. Era la capital y un importante centro comercial. En el gran mercado de esta ciudad se conseguía todo tipo de productos y llegaban a reunirse treinta mil personas por día. Cuando llegaron los españoles tenía 500.000 habitantes.

Esta ciudad fue construida en una isla en medio del lago Texcoco. Los aztecas construyeron canales para trasladarse por la ciudad como si fueran calles. También hicieron grandes palacios y templos.

Organización política

La sociedad azteca se organizaba en grupos de varias familias llamados calpullis. En Tenochtitlán había veinte calpullis. Cada uno tenía un jefe político y militar que ordenaba el reparto de tierras, distribuía los alimentos y mandaba a los hombres a la guerra.

Un gran consejo llamado Tlatocan estaba formado por representantes de los veinte calpullis. Tenía múltiples funciones y una de las principales era elegir un consejo de cuatro miembros, que a su vez eligiera al jefe supremo. Este jefe o Tlacatecuhtli, como le decían los aztecas, era la autoridad superior. Este cargo no era hereditario y quien lo ocupara podía ser destituido si su conducta no estaba de acuerdo con lo que se esperaba. Este fue el caso de uno de los últimos jefes aztecas, Moctezuma al ser tomado prisionero por los españoles, el consejo lo destituyó inmediatamente. Pero también el Tlacatecuhtli recibía los máximos honores: vivía en un magnífico palacio, tenía todos los privilegios y era trasladado siempre en una litera ya que sus pies no podían tocar directamente el suelo.

El origen de Tenochtitlán según los aztecas

Los aztecas o mexicas —así se llamaba a sí mismo este pueblo— relataban de esta forma, cómo habían llegado al valle central: Huitzilopochtli, su dios de la guerra, les había prometido un futuro mejor si emigraban hacia el Sur. Así, los aztecas emprendieron una larga marcha guiados por sus sacerdotes, que eran quienes interpretaban al dios.

Huitzilopochtli dijo que recibirían una señal que les diría dónde debían fundar su ciudad. La señal era un águila sobre un nopal (especie de cactus) devorando una serpiente. Cuando llegaron al lago Texcoco vieron al águila y allí fundaron su capital. Los españoles en el siglo XVI vencieron a los aztecas, destruyeron Tenochtitlán y sobre sus ruinas construyeron una nueva ciudad, que denominaron México. Actualmente esta ciudad es la capital de México. La bandera de este país incluye un águila que recuerda la tradición azteca.

Actividad

Observa la pintura de Rivera.
Describe: ¿qué productos se vendían en el mercado azteca?


Una sociedad guerrera

Existían diferentes grupos sociales que se distinguían por sus funciones y su riqueza. La nobleza azteca llamada pilli estaba integrada por sacerdotes y guerreros. Debido a la importancia que los aztecas daban a la guerra y la religión, este grupo gozaba de enormes privilegios. No pagaban ningún tributo y el jefe supremo era elegido entre ellos.

En segundo lugar estaban los comerciantes, quienes también habían acumulado importantes riquezas por la intensa actividad comercial del mercado azteca.

Existía también un grupo de artesanos especializados que hacían joyas, cerámica, tejidos de tela y plumas. Estos artículos eran destinados para el comercio o para ser utilizados por sacerdotes, comerciantes y nobles.

Gran parte de la población eran campesinos o macehuales, que se dedicaban al cultivo y pagaban tributos en bienes y trabajos a los nobles.

Al igual que los mayas, los aztecas practicaron la esclavitud. Los esclavos eran prisioneros de guerra o personas que habían contraído alguna deuda. Eran propiedad de los nobles.

La guerra

A través de la guerra los aztecas dominaron a muchos pueblos, obteniendo tierras, botines y tributos. El pueblo conquistado debía entregarles regularmente una cantidad de tributos. Estos generalmente eran: alimentos, vestidos, materiales para la construcción, esclavos, plumas vistosas, oro, piedras preciosas como el jade.

Pero también conseguían numerosos prisioneros para los sacrificios humanos que ofrecían a sus dioses. Los aztecas tenían numerosos dioses y sostenían que la sangre humana mantenía su fuerza y vitalidad y alejaba las fuerzas del mal.

Uno de los principales era Huitzilopochtli dios del sol y de la guerra. Él fue quien guió a los aztecas hasta el valle central. Muchos de los sacrificios se le destinaban. Además se le ofrecían alimentos, vestidos, flores y joyas.

Vida cotidiana
Los grupos sociales y la vestimenta

El vestido de los macehuales o gente común consistía en el maxtli o taparrabos y una manta que se anudaba sobre el hombro derecho. Así vestían los hombres, porque las mujeres usaban enagua y huipil, es decir falda y blusa larga sin mangas.

Ambos sexos llevaban pelo largo. Las mujeres se hacían dos largas trenzas. En tiempo frío solían calzar sandalias de cuero con talonera alta o de tipo más sencillo, hechas de fibra de magüey.

Los nobles llevaban vestimentas similares, pero las telas de sus vestidos eran de material más fino y tenían adornos bordados.

Dentro de la nobleza los guerreros se distinguían por llevar numerosos adornos. Muchos estaban hechos con plumas. La cabeza la cubrían con una especie de casco con forma de águila u otro animal.

Los sacerdotes al realizar las ceremonias usaban una vestimenta que imitaba a los dioses.

Los nobles y también los comerciantes usaban abanicos de plumas. Solo ellos podían usarlos.

Adaptado de A. Reyes-R. Vázquez, Crónica General del Uruguay.

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Enseñanza de la historia: relatos y vida cotidiana
Coordinadora:
Elina Rostan
Autores:
Elina Rostan
Maximiliano Xicart
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