La enseñanza por proyectos en educación inicial y primaria

La enseñanza por proyectos en educación inicial y primaria

La enseñanza por proyectos en educación inicial y primaria

Compiladores:
Elina Rostan
Fabrizio Origlio

Colaboradores:
Claudia Papayannis
Delia Ferradas
Donaldo Conde
Lourdes Guevara

 

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CAP 1: 
Los proyectos didácticos o proyectos escolares

¿Qué son los proyectos didácticos?

Se entiende por proyecto didáctico un modo característico de organizar la propuesta de enseñanza durante un período de tiempo para un grupo de alumnos en particular. En el caso de los proyectos didácticos o proyectos escolares la peculiar organización se enfoca en arribar a determinados productos mediante un proceso de experiencias y conocimientos. Este proceso demanda participación, compromiso y responsabilidad por parte de los alumnos.

En los proyectos, los productos a realizar son los que guían el trabajo, es decir, que los requerimientos del hacer son los que obligan a tomar contacto con el ambiente a fin de ir encontrando las respuestas necesarias. La búsqueda de alternativas para poder concretar la producción es la que posibilita la apropiación de conocimientos y el uso de herramientas.

En este sentido los proyectos, como modo particular de organizar la enseñanza, proponen un camino particular y sumamente rico tanto para el educador como para los estudiantes.

Así, hablamos de proyectos didácticos en la escuela cuando proponemos a los alumnos:

  • La realización de un cortometraje
  • La publicación de un recetario
  • El armado de un acto, fiesta o celebración comunitaria
  • La grabación de un disco
  • El montaje de una muestra de fotografías
  • Le realización de un fichero con juegos tradicionales
  • La producción de un libro sobre cierta temática
  • La realización de un video

Resulta claro, entonces, que los proyectos orientan los conocimientos y las actividades hacia la concreción de una producción.

Al proponer un proyecto desde la intención de enseñar, iniciamos un proceso conjunto con los alumnos. El maestro, desde su rol de coordinación, promoverá que los niños asuman responsabilidades, decisiones y gran cantidad de tareas a su cargo (con mayor o menor grado de ayuda del adulto-docente según la etapa educativa en que se encuentren).

Podemos decir entonces que un proyecto escolar es una forma particular de planificar y llevar a cabo la enseñanza centrada en una producción a concretar. Se lo reconoce porque tiene un claro punto de partida que invita a un proceso de toma de decisiones y búsqueda de saberes con la intención de arribar a un producto final.

Llevar adelante un proyecto didáctico es invitar a los alumnos a que hagan existir algo que aún no tiene existencia.

Sintetizando las características del proyecto como forma de organizar un plan didáctico podemos mencionar:

  • Es una estructura didáctica particular, un modo peculiar de organizar la tarea de enseñanza.
  • Es un plan de trabajo a mediano o largo plazo no menor a tres semanas.
  • Se orienta a la realización o concreción de un producto.
  • Los niños son protagonistas y responsables —con ayuda del docente— del producto a realizar.
  • Para concretar el producto se requerirán saberes y procedimientos que nos llevarán a indagar el entorno social y a buscar información de distintas fuentes y personas.

Dados los fundamentos expuestos sostenemos con convicción que la implementación de proyectos significativos en la escuela favorece el aprendizaje de los niños porque:

  • invita a resolver una situación que puede atraer el interés y atención de los alumnos,
  • desafía con una serie de actividades y resolución de problemas que llevan a concretar una producción o elaborar un producto importante;
  • es un instrumento de cambio en las propuestas cotidianas, ya que modifica las dinámicas de interacción al interior del aula y en toda la institución;
  • habilita la interdisciplina: en tanto se plantea como un conjunto de contenidos articulados, provenientes de distintos campos disciplinares, tendientes a dar respuesta a la/s situación/ es-problema/s planteada/s.
  • favorece la constitución de equipos de trabajo: dado que involucra a más de un actor institucional y las relaciones vinculares impactando positivamente en la construcción de matrices en los estudiantes;
  • promueve el desarrollo de aspectos cognitivos, afectivos y volitivos: ya que requiere del compromiso frente a la tarea sin descuidar las relaciones con otros y el aprendizaje de cuestiones particulares.
  • Estimula la participación democrática.
  • Está pensado para generar cambios observables en términos de procesos, productos y resultados.

Los proyectos, la escuela, el rol docente, la cultura y la sociedad

Desde el comienzo hicimos permanente referencia a la enseñanza porque creemos que en la escuela hay alguien que enseña sistemática e intencionalmente. Este lugar reservado al docente resulta primordial en una escuela pensada con una mirada articulada hacia lo social. Entonces un maestro que encara la enseñanza con proyectos especialmente diseñados para sus alumnos, es un maestro que redefine su rol porque:

  • entendemos que un maestro que enseña por proyectos va a enseñar a enfrentar desafíos con creatividad, buscando ayudas y tendiendo redes;
  • sabemos que el docente que apuesta a un proyecto enseña a escuchar distinto o a mirar diferente, y a enriquecer las propias producciones de los niños tomando contacto con producciones de otros actores sociales de la cultura y el entorno cercanos.
  • Consideramos que emprender un proyecto implica una nueva concepción de rol, asumiendo un rol que permitirá al alumno interactuar con los objetos de la cultura (materiales, herramientas, instrumentos) favoreciendo de este modo la construcción del conocimiento.

Conocimiento que se dará no solo por la mencionada interacción con los objetos, sino también por el papel que asuma este adulto como mediador entre la cultura, lo social y el niño.

En un proyecto se enseña desde una actitud docente que fomenta la curiosidad, la exploración y el intercambio contemplando la diversidad y la multiplicidad de lenguajes, caminos y formas. O sea favoreciendo la relación escuela-medio y no promoviendo una cultura escolar artificial, superflua y vacía de sentido.

En este sentido es importante comprender que un proyecto escolar favorece el acercamiento y comprensión de lo que sucede fuera de la escuela en procesos de producción social.

De hecho es muy común escuchar a sujetos involucrados en diversas profesiones realizar comentarios como los siguientes:

«Mi próximo proyecto es…»

«Estoy trabajando en mi nuevo proyecto que es un libro sobre…»

«Finalmente concreté un proyecto muy esperado con la inauguración
de este restaurante…»

«Estoy dando forma a un proyecto laboral en el que…»

Los diferentes ámbitos sociales y sus actores están permanentemente involucrados en proyectos que implican concreciones.

Por eso, al diseñar y llevar a cabo una estructura didáctica tipo proyecto, también estamos favoreciendo el tránsito por procesos sociales similares a los que ocurren en diversos campos de conocimiento.

Por supuesto, la escolaridad y sus particularidades tiñen las circunstancias y de ningún modo podríamos aseverar que un proyecto en la escuela replica exactamente lo que ocurre en un restaurante, una editorial, un teatro, la filmación de una película o la construcción de conocimiento científico. De eso se trata la transposición didáctica.

Pero nuestra experiencia en ámbitos escolares nos permite decir que los proyectos son un interesante modo de vincular las tareas escolares con habilidades, conocimientos y herramientas implicados en ciertos procesos del mundo del trabajo y la cultura. Podemos decir entonces que un docente comprometido con la sociedad y la cultura buscará proyectos en los que pueda favorecer este mismo compromiso en sus alumnos.

¿Qué requiere la planificación de un proyecto didáctico con calidad educativa?

En principio resulta interesante recordar que la planificación es siempre un modo previo de organización. Esta profesionaliza la tarea educativa, permite fijar pautas y metas y otorga mejores posibilidades al proceso que se desea llevar a cabo.

Estas son cuestiones comunes a cualquier modo de encarar un plan de enseñanza, no solo a los proyectos. Sin embargo, para llevar adelante un buen proyecto contar con una clara planificación será  ndispensable. Particularmente si se pretende que el proceso realmente responda a la lógica educativa de un proyecto.

Actualmente parece estar de moda hablar de proyectos y no todo lo que se hace en las escuelas bajo esta nominación responde realmente al tipo de abordaje que corresponde realmente a un proyecto didáctico.

Como dijimos toda tarea educativa requiere de una buena organización, pero el planeamiento de proyectos requiere tener presentes ciertas consideraciones.

Al planificar un proyecto será importante determinar con claridad y sensatez el producto buscado. Es conveniente pensar en productos y situaciones que se encuadran en contextos cotidianos; hay que tener muy claros cuáles son los desafíos que se plantean para definir todo en función de ellos.

La buena elección de la producción a realizar otorga sentido a los saberes y las propuestas. Desde esta óptica un proyecto invita a la indagación por parte de los estudiantes. En esto consiste la riqueza de este modo de planificar la enseñanza.

El proyecto escolar debe responder a un modelo didáctico que respeta profundamente la realidad, en el sentido de que la vida cotidiana está llena de situaciones problemáticas a las que todo el tiempo estamos dando respuestas, que se inscriben en el campo de la diversidad, que requerirán de experiencias y propuestas que permitan descubrirlas. 

Entonces un proyecto no considera actividades por el simple hecho de que puedan ser seductoras o den lugar a hacer... por hacer. Hemos señalado la relevancia de empezar por un problema que tenga sentido e invite a realizar una producción, pero es importante que ese problema o desafío inicial tenga diversidad de posibles resoluciones. Un proyecto enriquecedor desde lo educativo no propone tareas de única resolución, ni demanda un producto final con una única manera de ser encarado, ni tiene una única manera de ser evaluado.

Recapitulando todo lo enunciado podemos decir que un proyecto didáctico bien planteado:

  • hace posible reconocer con facilidad su acción inicial y concluye siempre, en un producto observable;
  • se organiza alrededor de tareas y hechos reales que puedan ser producidos por docentes y alumnos;
  • implica una transformación de la realidad que requiere adquisición y uso de conocimientos;
  • tiene en cuenta estrategias particulares que consideran tiempos, espacios, materiales y posibilidades reales de los alumnos y la institución.

Es por esto que al planificar un proyecto cabe considerar las posibilidades reales con las que contamos y particularmente diseñar los tiempos y las intervenciones docentes.

Analizaremos estas variables más profundamente.

Las estrategias, los tiempos, los espacios y los materiales en los proyectos

Si bien la mayoría de los equipos escolares aún no estamos acostumbrados a pensar en términos de proyecto, vale la pena reflexionar sobre las estrategias de enseñanza que nos posibilita este tipo de organización. Esto implica reflexionar sobre el diseño y uso de tiempos, espacios, materiales y consignas particulares.

Es deseable un docente que se anime a romper estructuras preestablecidas buscando articular diversos saberes y campos curriculares y sobre todo a alterar la distribución de los bancos y las mesas de trabajo, no una, sino varias veces a lo largo de una jornada de trabajo.

Es deseable un docente que pierda el miedo a la situación desprolija, que se permita sin angustia sentarse en el suelo con sus alumnos a leer un cuento aun cuando ellos estén en sexto, a que se desorganice, organizadamente, un grupo de alumnos que prefiere resolver un cuestionario con un amigo bajo la sombra de un árbol a la quietud y el silencio de su banco. Es deseable un docente que se permita plantear un problema a primera hora del día cuya resolución lleve toda la mañana y se olvide, junto a sus alumnos, de que hay que salir al recreo porque la curiosidad y el placer por la tarea han convocado la atención y el interés.

En cuanto a los tiempos en particular, en los proyectos resulta necesario tener en cuenta ciertos momentos y procesos que no permitan que se diluya la intención de lograr la producción buscada. Estratégicamente el punto de partida se puede originar en una pregunta, un problema, una carencia, una hipótesis a comprobar, un diagnóstico que describe una situación particular en un tiempo determinado.

Así, por ejemplo, el problema puede consistir en que no contamos en la escuela con una ludoteca o espacio de juegos y juguetes para su uso en los recreos o prestamos domiciliario.

El punto de partida, como dijimos, está dado por la definición o encuadre de un problema, interrogante o situación inicial que opera como estímulo que dispara la acción por conocer, investigar o resolver. Si no hay planteo de inquietudes o preguntas por parte del educador, no resulta factible el potencial inicio del proyecto.

Una vez determinado el que opera como punto de partida, se deberá establecer el alcance o profundidad de las acciones a desarrollar, seleccionarlas, priorizarlas y secuenciarlas en el tiempo. A partir de este planteo, pareciera sencillo comprender que el conjunto de acciones tendiente a dar respuesta a la situación inicial, proviene necesariamente de variados campos disciplinares.

Es el momento entonces de tener claridad en cuáles son los lenguajes o disciplinas que nos ayudan a resolver el desafío inicial.

Desde nuestro ejemplo planteado acerca de un proyecto que se encara ante la falta de ludoteca, el campo de conocimientos de las ciencias sociales, contenidos de prácticas del lenguaje oral y escrito y saberes del juego ayudarán a encontrar resoluciones posibles.

Al finalizar un proyecto la escuela y la comunidad habrá logrado, entonces, un espacio con una cantidad de juegos y juguetes y un sistema de préstamo y uso para momentos dentro de la escuela o la posibilidad de llevarlos a sus casas.

El proyecto culmina cuando la situación inicial se transformó mediante la acción de la enseñanza que posibilita en los niños una serie de concreciones y saberes adquiridos.

Para llevar a cabo y coordinar todo este proceso el docente esta desafiado a intervenir estratégicamente. Sus intervenciones estratégicas se orientarán a ayudar a pensar en multiplicidad de variables, a encontrar las respuestas y soluciones. Un proyecto requiere de intervenciones y estrategias bien pensadas.

Entendemos entonces que las estrategias didácticas es un conjunto de acciones realizadas por el docente con una intencionalidad pedagógica clara y específica. En el caso de los proyectos las intervenciones se orientarán hacia el poder llevar adelante un proceso de concreciones que demanda saberes específicos.

Un proyecto requiere de un docente capacitado y alerta en cuanto a sus intervenciones y estrategias durante todo el tiempo de duración de este.

¿Cómo se seleccionan los contenidos en los planes tipo proyecto?

Para responder esta pregunta resulta importante definir la relación de los planes docentes con los diseños curriculares. Esta no debe ser una relación de restricción, obturación o limitaciones, particularmente en el campo de los proyectos, es decir, los docentes debemos acercar a nuestros alumnos aquellos conocimientos que plantea el currículo, pero con flexibilidad y oportunidades para todos desde la escuela.

Pero... ¿de qué modo, por dónde y cómo acercar los contenidos favoreciendo desde un proyecto el aprendizaje, la creatividad y la expresión?…

Los contenidos escolares, entendidos como saberes a ser enseñados en el ámbito escolar varían en el tiempo y se corresponde con cada cultura y cada momento histórico. En otros términos los contenidos escolares son aquellos conocimientos que acercamos a los niños para que puedan insertarse dentro el mundo y la sociedad que lo rodea como un sujeto crítico, creativo y con herramientas de crecimiento.

Esto nos remite a volver a pensar la relación entre los contenidos curriculares y los proyectos escolares como cuestión esencial de la enseñanza en la educación inicial y primaria.

Al iniciar un proyecto:

Debo buscar los contenidos?

¿Los contenidos son lo principal en un proyecto?

¿Para emprender un proyecto se necesita de un contenido claro de alguna disciplina?

¿O son los proyectos son medios para llegar a un contenido?

Como dijimos anteriormente: los proyectos orientan los conocimientos y las actividades hacia la concreción de una producción.

Entonces los proyectos didácticos son un formato posible para el conocimiento y el conocimiento estará necesariamente presente en los proyectos. Incluso aunque uno no los haya previsto anteriormente, los conocimientos o contenidos se harán presentes en la búsqueda de respuestas. Pero es siempre conveniente tratar de determinarlos.

El proyecto buscará saberes para llegar a su concreción. Saberes del lenguaje, las ciencias sociales y o naturales o quizá los lenguajes artísticos según sean las características de la producción a resolver. De este modo aparecen los contenidos parte significativa dentro del proceso de concreción del proyecto articulándose posiblemente entre algunas disciplinas curriculares.

Pero un buen proyecto no implica necesariamente una cantidad desmedida de conocimientos, ni la presencia de muchas disciplinas curriculares. De hecho no es factible realizar un proyecto que permita la inclusión de todas las áreas de currículo. Algo así remite a pensar en un forzamiento de saberes y una perspectiva desmedida de cuestiones a enseñar.

Los proyectos como potenciales propuestas de articulación intra e inter ciclos

El sistema educativo presenta una clara tarea pendiente en materia de articulación entre niveles. Esta articulación es visiblemente insuficiente entre la educación inicial y la educación primaria.

Los avances obtenidos en la obligatoriedad del nivel inicial, no tienen su correlato en el pasaje de un nivel a otro. Quienes transitamos a diario las instituciones educativas, hallamos la posibilidad de articular un tanto alejada del escenario cotidiano.

En la actualidad pareciera que articular es casi una utopía, con excepciones. La articulación es un tema espinoso y difícil de resolver y quizá la tarea por proyectos pueda brindarnos un camino posible. Apostamos a pensar los proyectos como formatos explícitos en la articulación ya que creemos que articular es un tema serio que no puede quedar librado al azar.

Normalmente hablar de articulación implica en el común, alguna reunión anual, muchas veces solo a nivel del equipo de conducción y el acuerdo de alguna visita de los niños con el propósito de conocer la escuela y realizar alguna actividad compartida, en el mejor de los casos son varias las visitas o las instancias que se comparten. Pero si bien este es un aspecto del proceso; esto solo no implica articular.

Pensar la articulación como posible, es animarnos a cambiar formatos, a buscar nuevas alternativas, nuevos modelos organizacionales, comprender que el tiempo, los espacios y los agrupamientos son fundamentales para generarlo.

Cabe preguntarnos entonces:

  • ¿Es posible que una institución hoy en día, no se plantee la necesidad de articular con el nivel tanto el anterior como el posterior?
  • ¿Qué podemos hacer concretamente?
  • ¿Cuáles son algunas de las claves para hacer de la articulación una realidad posible?
  • ¿Qué lugar tiene la planificación de proyectos en el proceso de articulación?
  • ¿Pueden los proyectos didácticos favorecer las trayectorias educativas de los niños entre niveles?

Los proyectos didácticos son un modo de enseñar que se hace presente para la articulación porque constituyen un formato posible tanto en la educación inicial, primaria o secundaria.

Esto implica que el planteo de una cuestión a producir es un desafío tanto para niños de cuatro o cinco años, como de ocho, diez o quince. Incluso el trabajo multiedad se potencia dentro de la demanda de producción de un proyecto.

La idea de una producción real e importante que puede ser compartida entre alumnos de distintas salas de un mismo jardín o entre alumnos de inicial y primaria es interesante, pero sobre resulta un camino factible. Por esta razón los proyectos son articuladores entre ciclos y también entre niveles.

Así pueden existir proyectos a cargo de un solo grupo o de dos grupos de jardinera o de primaria o de jardinera y primaria. Por ejemplo en el caso de un proyecto de recolección, construcción y refacción de juguetes para donar a un hospital es muy factible que puedan trabajar juntos alumnos de diversos niveles educativos. Este trabajo conjunto enriquecerá el proyecto, pero además favorecerá el conocimiento y el intercambio entre niveles educativos.

En síntesis:

  • Aún queda mucho por pensar y hacer en cuanto a la articulación entre la educación inicial y primaria;
  • compartir la idea de trabajo con proyectos en ambos niveles puede ser una forma de articular;
  • los proyectos, por sus características se prestan a ser abordados tanto en nivel inicial como primario.
  • los proyectos facilitan también el trabajo entre distintos maestros, equipos de conducción y otros miembros de la comunidad

Es importante que los maestros hablemos en términos de proyectos tanto con niños de jardín de infantes como de los últimos grados de primaria. Un proyecto puede ser compartido por niños y grupos de diferentes edades y niveles educativos.

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1 comentario

Me encanto..el material..la relevancia que tiene para integral saberes..materias.. trabajar cola orativ.falti la evaluación

Graciela

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