Una reflexión para quien pretende enseñar

Una reflexión para quien pretende enseñar

Llega el momento de celebrar el Día de la Maestra y del Maestro, para homenajearlos, en este artículo les proponemos reflexionar sobre todas las controversias que se construyen en torno a la profesión docente.

Paulo Freire, en su libro Cartas a quien pretende enseñar , les habla a los docentes sobre los aspectos más delicados de la práctica educativa y defiende la necesidad de la confianza del maestro y la maestra en sus propios saberes y convicciones y en su capacidad para vincularse con los alumnos y proponerles otros mundos posibles.

 Maestra sí, tía no

Desde la lectura de estas cartas es que planteamos la reflexión sobre las controversias que se construyen sobre la profesión, como desvalorizar el rol docente por encasillarlo en una mera tarea de cuidado, sin desmerecer el valor de las tareas de cuidado, pero buscando reconocer la verdadera esencia de la tarea docente que va más allá de su relación con el cuidado.

En el prólogo, Rosa María Torres explica que este libro llega justo « cuando todos hablan sobre los maestros o a los maestros, pero pocos parecen dispuestos a hablar con ellos» y es en estas cartas que Freire, el maestro, dialoga con otros maestros, sin intermediarios, adoptando el lenguaje cercano e informal de la carta, compartiendo sus experiencias personales, ilustrando a través de ellos el derecho que tiene todo maestro y maestra a ser falible ya equivocarse, a ser héroe y ser humano al mismo tiempo (Torres en Freire , 2010: 15).

Torres también explica el dilema que plantea el título original en portugués, Professora sim, tia não, cartas a quem ousa ensinar. « En Brasil, los niños de la escuela acostumbran decirle a la tía a la maestra» ya través de un sondeo informal que realiza la autora, al poco tiempo de publicado el libro, descubre que casi todas las docentes consultadas «dijeron sentirse contentas y halagadas con el trato de tía, asociándolo a cariño y confianza por parte de sus alumnos, a mayor proximidad con los padres de familia, a ambiente escolar agradable, distendido, fluido.»

Freire pone en tela de juicio el apelativo tía, acusándolo de contribuir subrepticiamente a deslegitimar y desprofesionalizar el papel docente. En nuestro ámbito, como en muchos, aunque no usemos específicamente el apelativo, podemos observar que en muchos casos relacionamos el papel de la maestra con los lugares de la segunda madre o el de una cuidadora y desde ahí se construyen muchos prejuicios hacia la profesión docente como el de la feminización, ya que desde la sociedad las tareas de cuidado siempre son desvalorizadas y se las naturaliza como «tareas de mujeres».

Más allá de esta relación con el cuidado y con la feminización del rol, que es una discusión mucho más profunda y que toca aspectos relacionados con otros ámbitos sociales, veamos cómo lo plantea Freire, a través de algunas citas:

Este análisis del mote maestra-tía es un capítulo más de la lucha contra la tendencia a la desvalorización profesional, que viene cristalizando desde hace casi tres décadas, representado por el hábito de transformar a la maestra en un pariente postizo.

La de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica, pero que rechaza la estrechez cientificista, que exige la capacidad de luchar por la libertad sin la cual la propia tarea perece.

Rechazar la identificación de la figura de la maestra con la de la tía no significa en modo alguno disminuir o menospreciar a esta última; aceptar la identificación no conlleva ninguna valoración de la tía igualmente. Por el contrario, significa quitarle algo fundamental a la maestra: su responsabilidad profesional de capacitación permanente...

El proceso de enseñar, que implica el proceso de educar (y viceversa), incluye la «pasión de conocer» que nos inserta en una búsqueda placentera aunque nada fácil. Por eso es que una de las razones de la necesidad de la osadía de quien quiere hacerse maestra, educadora es la disposición a la pelea justa, lúcida por la defensa de sus derechos, así como en el sentido de la creación de las condiciones para la alegria en la escuela…

Te recomendamos la lectura completa de esta reflexión y te recomendamos comentar qué opinión te merece. Escribanos en redes sociales.

El maestro como última opción

En la tercera carta Freire comenta que en una conversación con alumnos de formación docente escuchó decir: «vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad» y que esta es la respuesta de muchos alumnos y alumnas de formación docente cuando les preguntan por su decisión de formarse como maestros y maestras. Este también es el comentario que muchas veces escuchamos «si no puede estudiar otra cosa, por lo menos que estudie de maestro».

A raíz de estas afirmaciones es que Freire cuestiona en esta carta: ¿la sociedad reconoce la importancia de esta profesión?, ¿la tarea de una maestra o maestro es importante?, ¿el salario que recibe es digno? Porque entiende que estos comentarios que hemos escuchado decir, en distintos ambientes y de una u otra manera, siempre desprestigian la carrera docente, dando por entendidos que ser maestro o maestra es la última opción.

De esta carta también te compartimos algunas citas para iluminar la mirada sobre la discusión en este aspecto de la profesión docente:

Estoy completamente convencido de que la práctica educativa, de la que él habló ya cuya importancia y belleza me refirió tanto, tampoco puede tener para su preparación esas razones de ser o esas motivaciones.

La práctica educativa, por el contrario, es algo muy serio. Tratamos con gente, con niños, adolescentes o adultos. Participamos en su formación, los ayudamos o los perjudicamos en esta búsqueda. Estamos intrínsecamente conectados con ellos en su proceso de conocimiento.

Es indispensable que luchemos en defensa de la relevancia de nuestra tarea, relevancia que debe, poco a poco pero tan rápido como sea posible, llegar a formar parte del conocimiento general de la sociedad, del desempeño de sus conocimientos obvios. […] si la sociedad no reconoce la relevancia de nuestro quehacer, mucho menos nos brindará su apoyo.

 Es evidente que reconocer la importancia de nuestra tarea no significa pensar que es la más importante de todas. Significa reconocer que es fundamental. Y algo más: es indispensable para la vida social.

Referencias: Freire, Paulo (2010) Cartas a quien pretende enseñar . Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.

Día del Maestro y la Maestra

En este día tan especial planteamos estas reflexiones sobre la tarea y la profesión docente, para hacer un claro reconocimiento desde la editorial a los docentes que forman parte de nuestro equipo de autores ya aquellos que confían en nuestros materiales para apoyarse en su quehacer diario en el aula.

Nuestros materiales se caracterizan por ser pensadores y escritos por docentes, para docentes y es desde ahí que dignificamos la profesión docente, en el compartir los conocimientos y nutrir la tarea desde el punto de vista y la experiencia de colegas y formadores docentes, y proponiendo una formación permanente y actualización de las prácticas, así como la revisión de las teorías y la posición del rol desde los aparentes docentes y también desde el lugar que le da la sociedad.

Por eso en este día queremos agradecerles, saludarlos y recordarles que las puertas de esta casa editorial están abiertas para compartir el conocimiento y repensar el rol y las prácticas juntos, para construir desde la educación y la formación docente.

 ¡Feliz Día del Maestro y la Maestra!

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1 comentario

Hermoso

Nicol

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