El oficio del etnólogo y sus relaciones en el campo pedagógico didáctico

El oficio del etnólogo y sus relaciones en el campo pedagógico didáctico

Artículo extraído de la revista Didáctica Primaria N.º 41  (MARZO 2024)

Coordinadora editorial:
Elina Rostan 
Autora:
Laura Arce
Inspectora Nacional de Escuelas de Práctica. Magíster en Educación, Sociedad y Política (FLACSO, Uruguay). Posgrado en Didáctica para la Enseñanza Primaria (ANEPanep- udelar). Estudiante de Ciencias Antroplógicas, Opción Docencia (udelar, fhce).

El oficio del etnólogo y sus relaciones en el campo pedagógico didáctico

La incidencia de los procesos de construcción de la otredad en la labor del supervisor

Introducción

Desde el año 2021, con especial énfasis en el presente año lectivo, la Inspección Nacional de Escuelas de Práctica viene promoviendo la inclusión de perspectivas etnográficas y etnológicas en el campo pedagógico–didáctico, de modo de enriquecer este último a partir de perspectivas inter y transdisciplinares.

En relación con ambos conceptos, corresponde distinguirlos. La etnografía es concebida muy erróneamente en el campo pedagógico como metodología. No obstante, tomando las definiciones de los más emblemáticos etnógrafos y antropólogos del siglo xx, podría definirse según Visacovsky como

… la producción de un tipo de conocimiento social ligado inextricablemente a una pregunta estructurante, originalmente vinculada al proyecto de antropología» (Visacovsky, 1995 p. 8).

Este concepto le permite al citado autor argumentar contra la idea de la etnografía como

… una opción metodológico-instrumental y en favor de su carácter de invención de una posición … a la vez que señalar que sus procedimientos cognoscitivos … son inseparables de a) su pregunta, b) la conceptualización de los procedimientos de investigación como parte del objeto de conocimiento, y c) las modalidades textuales que produzca (Visacovsky, 1995, p. 8).


En relación con el concepto de etnología, este se diferencia del anterior por ser un campo disciplinar que contrasta las etnografías de diferentes culturas y sociedades y apuesta a la construcción de estudios comparativos.

Estas definiciones, por cierto acotadas y muy simplificadas, ya permiten construir relaciones entre la labor de quienes se dedican a estas ciencias y la que desempeñan los supervisores en el marco de un abordaje científico de su rol.

En los próximos apartados se buscarán espacios de encuentro entre los abordajes antropológicos, etnográficos, etnológicos y pedagógicos, de modo de iniciar el ensayo de una perspectiva transdisciplinar que revitalice y nutra la labor del inspector, más allá de la búsqueda de estrategias metodológicas, e integre esta variable en la planificación de la tarea supervisora.

El territorio o terreno como espacio de estudio transdisciplinar

Resulta innegable que la labor del supervisor implica encuentro e indagación. La etnografía es coincidente con esta labor en lo que Lévi - Strauss (1977) concibe como la primera etapa de la investigación, la cual es de carácter esencialmente descriptiva e incluye el trabajo sobre el terreno.

Esta también integra métodos y técnicas de campo, como la observación directa y participante y las entrevistas abiertas, los cuales han constituido préstamos de gran valor para otras disciplinas sociales, incluyendo la pedagogía y la didáctica.

A esta primera fase del trabajo se le entraman los procesos de clasificación, descripción y análisis de los fenómenos culturales analizados, cuyo proceso final es la producción escrita de un informe o trabajo de corte monográfico como producto esencial de la práctica etnográfica basada en la tarea de «… documentación de la actualidad, en tanto historiadores del presente» (Griaule, 1969, p. 19).

En este sentido, se entiende necesario resituar el campo pedagógico-didáctico en el contexto más amplio de las ciencias sociales y de estas en las ciencias de la educación, en tanto clasificación que puede ser útil para reinstalar el carácter humano, dialógico, simbólico, semiótico y emocional de todo este proceso.
Según Roberto Da Matta:

En el oficio del etnólogo las emociones van a la par que los descubrimientos etnográficos. … en el momento en que el intelecto avanza –en ocasión del descubrimiento– las emociones están igualmente presentes… (Da Matta, 1999).

En todo este contexto, compete problematizar cómo se construye el campo de indagación o investigación en el terreno o territorio, término (este último) muy extendido en el argot de los supervisores.

Visacovsky define como campo:


… una construcción teórica acerca de los mundos de la vida cotidiana, traducidos como orden fáctico. No es un simple recorte de la realidad, sino que la realidad resulta significativa para un interés cognoscitivo específico… (Visacovsky, 1995).


Esta definición conduce a rever el rol del supervisor y a repensar las actividades esperables en los territorios escolares y en la vida cotidiana de estos, para lo cual, desde una perspectiva etnográfica, se propone considerar:

  • la definición de la posición del supervisor como condición básica y semejante al concepto de posición del etnógrafo: como «… una manera de posicionarse frente al mundo socio-cultural» (Visacovsky, 1995, p. 16). En este caso, al que corresponde, las escuelas. En relación con esta posición, resulta clave instalar nuevas preguntas que se traduzcan en un modo particular de escucha y mirada novedosa, porque interrumpe la repetición mediante la que se presenta el mundo nativo. Esta posición hace aflorar procesos analítico-descriptivos y construye nuevos espacios de diálogo (Visacovsky, 1995, p. 17);
  • la delimitación de un problema que el supervisor haya diagnosticado de gran incidencia en el territorio específico a abordar, que habilite la construcción del campo;
  • la emergencia de una pregunta inicial, en tanto primer paso metodológico;
  • la construcción del papel que jugará el supervisor, el cual estará relacionado con la modalidad de este acto y con las estrategias y metodologías seleccionadas. Por ejemplo, una modalidad de acompañamiento no será planificada y desarrollada de igual manera que una de orientación;
  • la conveniente selección de los informantes calificados y la triangulación de sus discursos;
  • la disponibilidad de instrumentos confiables de recolección, clasificación y análisis de datos;
  • la construcción de las evidencias. Esto implica revisar los alcances de este término que viene adquiriendo un carácter polisémico para reconsiderarlo como un conjunto de datos que ofrecerán información valiosa bajo la condición necesaria de proceder a su análisis contextualizado, es decir, al reconocimiento de este carácter por los nativos y a la traducción conjunta por parte de estos, a la construcción acordada de sus significados, a su derivación práctica y teórica y, en definitiva, a su problematización en contextos de bajo riesgo que promuevan prácticas reflexivas;
  • los abordajes inter y transdisciplinares que aseguren un tratamiento totalizante, integrado e integral del campo;
  • el análisis de la reflexividad: primeramente, del propio supervisor, de modo de hacer inteligible su situación y acción en contextos concretos, y de aquellos que formaron parte del proceso de supervisión;
  • la producción textual: que requiere trascender y también complementar el informe de supervisión para instalar la necesidad de promover la literacidad crítica a partir de la promoción de la escritura de notas de campo por parte de los involucrados en la actividad supervisora, informes, relatorías, descripciones densas, narrativas pedagógicas, entre otros ejemplos;
  • la resignificación del carácter simbólico involucrado en la tarea del supervisor que implica que no se separe de los realia, es decir, palabras, objetos, conceptos, fenómenos, entre otros, que son propios de una determinada cultura y que habilitan su identificación y comprensión. Las intervenciones a este nivel implican la reconsideración de los signos que no podrían pasar inadvertidos en el marco de un enfoque etnográfico como el que aquí se propone.

La escritura etnográfica: consideraciones teóricas para enriquecer los textos del supervisor

En el apartado anterior se hizo alusión al trabajo de campo, concepto este que requiere definición. Abduca (1995) lo define como el ámbito de las relaciones de copresencia e interlocución, delimitado por la movilidad espacial que el investigador impone a aquellas relaciones de copresencia.

En términos supervisores, no hay intervención sin que se preconstruyan y se destinen estos espacios de encuentro en los que se entraman las relaciones sociales y de confianza implicadas en esta tarea, que dan cuenta de una relativa solidaridad.

En este apartado se propone abrir visibilidad acerca de la incidencia de las formas históricas e instituidas de escritura que en el contexto de distintos paradigmas y dependiendo de quién escribe, sobre quién o quiénes y con qué objetivos, ha dejado marcas en la escritura etnográfica, incluyendo en esta, por extensión, a los géneros de textos derivados de la supervisión educativa.

Se entiende que estos procesos de textualización ameritan una revisión crítica y diacrónica, pasando revista por las condiciones de producción de la evidencia supervisora desde los modos de autoridad, el experiencial, el interpretativo y el dialógico polifónico.

En el primer caso, los modos de autoridad podrían estar ligados a un tipo de supervisión bancaria, débilmente asociada a procesos genuinos de reflexión, autorreflexión y evaluación, en los que el acto supervisor se cierra con un informe escrito que registra las orientaciones que el otro, en calidad de supervisado, habrá de tener en cuenta para rever su praxis.

En el caso del modo experiencial, la descripción de lo observado en la visita ocupa el mayor porcentaje de la narrativa del informe y abre paso a un conjunto de orientaciones que se derivan de esta.

En el caso interpretativo, en general, suele primar la voz del supervisor y su particular lectura de la realidad, que fue objeto de análisis durante el proceso de intervención.

El último modo, si bien es más complejo, resulta congruente con la perspectiva supervisora que se propone en este trabajo, puesto que implica:

  • la revisión crítica del concepto de informante;
  • la construcción de un texto polifónico como resultado de la presencia social y activa del docente supervisado en el más pleno reconocimiento y valoración de su otredad;
  • la presencia de un texto que es el resultado de un proceso de coedición, donde se recoge la voz del otro, sus particulares miradas y lecturas acerca de lo pedagógico y del desempeño de su tarea, y logra acuerdos genuinos, consensuados. En este caso, las orientaciones son ampliamente superadas por procesos reflexivos que conducen a la identificación de problemas, su delimitación y abordajes conjuntamente acordados de intervención.

Los textos que se derivan de las instancias de supervisión deberían garantizar, promover y andamiar procesos de profesionalización destinados a la protección de las trayectorias profesionales de nuestros colegas.

Supervisión Blues

Este último apartado toma el concepto y sentimiento que Da Matta denomina: Anthropological Blues, una especie de desdichada melancolía en la que el antropólogo se ve marginado por la nostalgia de lo extraño, de lo radicalmente Otro.

Se pretende partir de la tesis de la derivación de esta experiencia en el campo pedagógico y de la incidencia tanto emocional como epistémica en la labor del supervisor, especialmente relacionada con dos factores: la ausencia de distancia espacial en relación con el campo de estudio y sus protagonistas, y la copresencia en tanto realidad temporal que dificulta los procesos de objetivación tanto de inspectores como de directores, muy especialmente de estos últimos, dada la cotidianeidad vincular.

Según Da Matta (1999), el Anthropological Blues es esa sensación de nostalgia por la extrañeza, por lo que no se pudo conocer en su complejidad física, sino solo como un recuerdo, uno que evoca la nostalgia de lo que se desvanece en la memoria y de lo que se tiene constancia en la reflexión melancólica del que lo ha experimentado de un lado a otro.

En el caso que nos ocupa, sería necesario asumir la melancolía inicial de una Supervisión Blues para comprender la necesidad de reconstruir el campo de intervención, replanificar acciones, volver a ver, mirar y leer, triangular fuentes y evidencias para comprender la experiencia supervisora de manera integral.

De acuerdo con el autor, esta integralidad, desde una lectura etnográfica, implicaría la necesidad intelectual, emocional y metodológica de transformar lo familiar en exótico, es decir, una suerte de desarraigo familiar que ahora se logra ver con extrañeza.

Se argumenta a favor de esta perspectiva de intervención, puesto que permite la interrogación de un orden de las cosas que el habitus presenta como natural y naturalizado, ámbito este de directo e indispensable tratamiento pedagógico.

Las distancias reales y simbólicas son variables y se entiende relevante que estas ingresen en los distintos escenarios de la labor del supervisor.

Estas distancias implican la convergencia de dos enfoques integrados que constituyen la tarea etnográfica.

Según Kroeber:

El acercamiento microscópico da profundidad a los modelos básicos de la cultura, bordándolos o enriqueciéndolos a través del interés en las personas y sus motivaciones, y en los eventos individuales pertinentes … el acercamiento telescópico permite comparar unas culturas con otras, enfatizando los rasgos exactos del modelo (la tipología) y su aparición geográfica (la distribución) (Kroeber, 1968, págs.133- 134).

En síntesis, las particularidades y las generalidades, los problemas específicos y los comunes, la visión y la supervisión definen el campo de incidencia del supervisor y el encuentro y reencuentro con la otredad con la que se familiariza. Y, a la vez, se aleja y extraña epistémica y emocionalmente para poder desempeñar con plenitud su rol.

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Referencias bibliográficas
Abduca, R. (1995). El antropólogo como informante. El trabajo de campo, su práctica, y escritura. Revista Publicar, año iv, N.º 5.
Da Matta, R. (1999). Constructores de Otredad. Antropofagia.
Griaule, M. (1969). El método de la Etnografía. Editorial Nova.
Kroeber, A. (1968). The Nature of Culture. The University of Chicago Press.
Lévi-Strauss, C. (1977). Antropología estructural. Eudeba.
Visacovsky, S (1995). La invención de la etnografía. Revista Publicar, año iv, N.º 5.

 

 

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